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miércoles, 5 de abril de 2017

VIVENCIAL / ARTIST STATEMENT

Referencias Vivenciales


Entre películas de ciencia ficción, consolas de videojuegos, enormes
computadoras, animales y plantas, un niño como yo sólo podía crecer con
aspiraciones que conjugaran de alguna manera todo aquello en un modo de
vida.
Buena parte de mi infancia ocurrió en la década de 1980, en la colonia Portales
se podía jugar en las calles hasta altas horas de la noche con todos los amigos
de la misma edad, algunos con bicis, otros con un balón ahí en medio de las
calles que eran poco transitadas por vehículos motorizados, no había puentes
para éstos que cruzaran calzada de Tlalpan, y en los cines la permanencia
voluntaria era lo mejor que podía ocurrir, pues las películas más taquilleras las
podía disfrutar cuatro o cinco veces por el precio de un boleto, lo que daba
como resultado que me memorizara cada escena, claro que al llegar a mi casa
a dormir, sólo podía soñar en que era parte de esa aventura cinematográfica.
Con mi padre recorrimos muchas salas de cine, en aquellos tiempos cada
edificio destinado para proyectar películas tenía en cartelera una película, los
multicinemas eran algo que aún no existía en la Ciudad de México. Recuerdo
aquella película donde aquel botánico extraterrestre logró armar un teléfono
con restos de objetos, sólo para llamar a su casa en un planeta lejano para que
regresaran por él a la tierra (E.T.) ; o la grandiosa 2001 Odisea en el espacio
donde aquel monolito anticipaba un acontecimiento trascendental para la
humanidad; las cintas que narraban historias con máquinas del tiempo me
apasionaron sobre todo por el hecho de la paradoja-bucle donde cambiar el
pasado es imposible (Terminator, La máquina del tiempo), claro que en
algunas como Volver al Futuro si se logra cambiar el pasado, pero la paradoja
está presente con motivo del encuentro de alguien con él mismo; Las películas
en las que existe una realidad alterna a la que todos somos consientes como El
Vengador del futuro o Brazil , me llenaron de inquietantes preguntas que aún
no he podido responder, un ejemplo claro está en Tron, donde la realidad
puede ser experimentada desde el punto de vista de una computadora con
todo lo complejo que puede resultar estar y ser sólo una instrucción
programable en el ordenador para un simple juego en la realidad objetiva.
Claro que no todo el tiempo estaba sentado en una sala de cine, el otro tiempo
restante las computadora y los videojuegos hacían el trabajo de dejarme en mi
mente eso de lo que ahora quiero generar, platicar y crear. Mi padre en una
navidad se le ocurrió llevar un aparato llamado POC-POC, aquella consola se
conectaba al televisor y desplegaba en pantalla una bola y dos palitos, con eso
me entretenía, claro que no duró mucho ello, pues poco a poco desfilaron por
mis manos consola tras consola, así llegó el Atari, el Nintendo, el Sega génesis
y claro la computadora de escritorio a la que con unos disquets del tamaño de
un CD podían instalar unos videojuegos como el Tétris tridimensional, en el
que me volví experto en el uso de objetos básicos 3d, mi mente podía sentir el
objeto tanto como si lo agarrara con la mano. Tiempo más tarde llegaron los
juegos Arcade en PC donde el deambular por espacios arquitectónicos para
buscar salidas o entradas me dieron la posibilidad de orientarme en mapas 3d
igual si estaba lejos de los espacios o inmerso en ellos, creo era como un ratón
en unos intrincados laberintos.
A mi padre siempre le gustó verme tan interesado en la computadora y en los
programitas computacionales que llevaba a casa, eso si no me permitía tocar
su cámara fotográfica y ni lo intenté, pues no podía tomar fotos sin que él se
diera cuenta cuando revelaba los rollos de 35mm, afortunadamente el siguiente
paso lógico fue cuando se compró una videocámara, misma que yo utilizaba a
escondidas cuando él estaba en su trabajo, simplemente podía grabar y
después borrar todo al poner la videocámara activa con la tapa puesta,
recuerdo que un buen día pasó que apunté la videocámara al televisor, mi
sorpresa tan grande fue cuando vi un sin número de imágenes de pantallas, los
bucles entonces llegaron tan dentro de mi como ninguna otra cosa, creo que
tenían algo mágico, contenían un infinito de repeticiones, era como iniciar mi
propia historia de ciencia ficción en la que nadie me podía explicar cómo era
que sucedía aquello.
Al mismo tiempo que todo eso ocurría, hice varios viajes a Chiapas para visitar
a mis abuelos. Cada que llegaba a ese clima húmedo-caluroso mis ojos se
admiraban de ver tanta vegetación y tantos animales tan raros como las cuijas
o las iguanas, he de confesar que la indiscutible belleza de aquellos lugares me
impresionaron a tal grado que cuando tuve edad y dinero para elegir dónde
vivir, sólo pude pensar en un espacio lleno de árboles. El Ajusco lleno de
vegetación me permitió cumplir con ese objetivo, me hice de un terreno en las
afueras de la ciudad y en las orillas del pueblo San Miguel Ajusco, justo ahí al
pié del volcán Xitle.

Horacio de la Rosa.